El viernes que viene me voy a París. Me llevo a mi mujer, a mi nene, y a mi vieja.
Me llevo a mi mujer porque nunca tuvimos luna de miel, entonces cualquier excusa
es buena, me llevo a mi nene porque tardé mucho, y me llevo a mi vieja porque se
lo debo.
Mi mamá tiene 78 años y cuando estudiaba, pupila, en un colegio de monjas,
estudiaba francés. Y cuando estudiás francés semipresa, las lecciones sobre
París, el libro con fotos de la torre Eiffel... se me hace que deben haber
sido material de los sueños de esa piba de quince. Yo sé que mi vieja
sueña con este viaje hace más de sesenta años.
También lo soñaba mi viejo
que siempre contaba de cuando tenía que escribir una redacción (en francés
obviamente) sobre el puerto de Le Havre y como no la había hecho la inventó
al vuelo, hizo como que la leía y le pusieron un diez igual, en su secundario
en Resistencia, pero mi viejo se enfermó y se murió.
Entonces ahora que puedo, porque con la tarjeta la saco en muchas cuotas,
y tengo un descuento,
y el pasaje mío lo paga un cliente, y Tato paga la mitad, y alquilar un
departamento allá sale lo mismo que en Mar del Plata (o lo mismo que una
carpa en La Perla), y tengo un ahorrito, hace un tiempo le dije a mi vieja
que sacara el pasaporte, que se venía conmigo.
Y que no, que estoy grande, que qué me vas a llevar, para qué, qué voy a hacer
allá, pero el ojo bueno se le iluminaba, porque mi vieja por adentro es
todavía esa alumna pupila del colegio en Santa Fe, que tenia que estudiar
en silencio sus lecciones de francés, sobre esa tierra lejana, exótica
de gente con boina.
Y la plata no compra la felicidad, pero esta plata, justo esta plata, me
deja darle de regalo del día de la madre un viaje con el que sueña hace
mi vida y media, ir a Montmartre, sentarnos en alguna parte, pedir
dos cafés, morfarnos dos croissants, darle un beso a mi Tato, abrazar
a mi mujer, a mi viejita, saludar a mi viejo, y sé que se me va a
piantar un lagrimón, si se me está piantando ahora, mientras escribo, cómo
no se me va a piantar allá.
Y me la llevo para allá. Y vamos a ser felices.