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Ralsina.Me — Roberto Alsina's website

La Tierra Hay Que Lavársela de Las Patas

¿Por qué vivís ahí?

¿Por qué no vivís en otro lado?

Pre­gun­táte es­o. Yo me lo pre­gun­té en el 2000 y me fuí. De­jé mi de­par­ta­men­to, de­jé mis mue­bles, de­jé mis li­bros, de­jé mi ropa, de­jé mi laburo, de­jé mi novi­a, de­jé mi tele, de­jé al­gu­na deu­da, de­jé mis mates, y me fuí.

Yo no es­ta­ba con­tento adonde es­ta­ba. Tenía al­go ase­gu­rado, pero era lo mis­mo que ya tenía, y tenía trein­ta pir­u­los, y lo había tenido des­de los vein­ticin­co. Tenía mi tra­ba­jo en la facu, tenía mi jefe que me es­ta­ba cayen­do mal, tenía mi lu­garci­to, en un bar­rio que no me gustaba, tenía mi novi­a, que no me hacía fe­liz, tenía al­gu­na deu­da de ex­pen­sas, tenía un de­par­ta­men­to in­e­scrit­urable con una hipote­ca im­pagable.

Y tuve una ofer­ta de laburo y me fuí, y no volví nun­ca más. Habré pasa­do una se­m­ana en los úl­ti­mos doce años al­lá, para casamien­tos, y nacimien­tos, y una char­la que dí en la FICH, pero he pasa­do más tiem­po en Cruz del Eje, o en Mar del Plata, o en Lon­dres, o en Carmelo, que al­lá.

Y tuve una ofer­ta de laburo, y me hice un bol­si­to y me fuí, y pasaron cosas, muchas es­tán es­critas acá en este sitio, y cam­bié, e hice cosas, y me casé, y tuve un pibe, y vi­a­jé, y fuí fe­liz, e in­fe­liz, y me cagué de ham­bre, y me ha ido bi­en, y me ha ido mal, y me en­fer­mé, y no me curé, o sí, y en­gordé, y se me cayó el pelo, y es­cribí, y bor­ré, y gané.

Porque gané. Porque to­do eso no me hu­bier­an pasa­do si tu­viera mi de­par­ta­men­ti­to, mi ropa, mi tele, mi laburo en la facu, mis li­bros, mis mue­bles, mi novi­a. Me hu­bier­an pasa­do otras cosas, claro, pero no és­tas, y yo, yo, soy este tipo que le pasaron es­tas cosas, y no otras.

Vos no sos el lu­gar en que es­tás, ni el lu­gar donde nacis­te, ni la fa­mil­ia que tenés, vos sos lo que te pasó y lo que hi­ciste. Y lo que te pasó ya es­tá, pero lo que te va a pasar es casi to­do cul­pa tuya, y lo que hi­ciste más.

Es­cu­cho to­do el tiem­po gente que­ján­dose de donde es­tán. Que es feo, que es in­se­guro, que es es­to, que no es lo otro, que su laburo es una bosta, que sus com­pañeros son un­os gar­cas, que los mal­tratan, que sufren.

¿Por qué vivís ahí?

¿Por qué no vivís en otro lado?

¿Que sos, viejo? ¿Cagón?

Viví, pibe.

Jose / 2012-12-15 00:49:

Que buen post Roberto!

Roberto Alsina / 2012-12-15 01:17:

chasgracias!

tute / 2012-12-15 13:45:

muy bueno, casi identificado. me voy, estoy en planes

Ale Sarco / 2012-12-16 12:59:

Claro Roberto, pero creo que la clave está donde escribís: "Y tuve una oferta de laburo y me fuí," por ahí a mucha gente le gustaría vivir en otro lado, vivir, como vos decís, pero jamás le llega esa oferta de trabajo, o no tiene los medios, o cualquier otro motivo. No es tan simple.

Roberto Alsina / 2012-12-16 22:46:

Los medios para ser pobre en otro lado los tiene todo el mundo. Si elegís ser no-tan-pobre en el lugar A, es una elección tuya. El laburo ese duró seis meses ;-)

Belén / 2012-12-17 20:26:

Genial, genial y ya algún día me ire!

Gabriel Patiño / 2012-12-17 20:43:

Muy bien expresado, en unos meses me estoy mudando de BsAs a la Patagonia, y cuando tomamos la decisión no teníamos laburo ninguno de los dos. Pero era lo mejor para nosotros y principalmente para nuestros dos chicos de 4 y 2.
Lo más triste es que algunos de mi edad (y tristemente más jovenes) me decían muy preocupados: "y te vas a ir con dos chicos y sin laburo? dejate de joder, ya no sos un pibe". A algunos los quiero profundamente, pero igual me daban pena.
Cómo son las cosas que uno se acostumbra tanto a tener y adquirir cosas, que eso pasa a ser lo principal. Nosotros elegimos otro proyecto, que lo mejor que le podemos dar a los chicos no es nada material, sino nuestro tiempo con ellos en un lugar que nos gusta.
Tomá maté... cuando lo planteé así, hasta me mantuvieron el laburo y ahora voy a trabajar en forma remota :)

Rafael Moyano / 2012-12-26 18:38:

Muy bueno, esos pensamientos los tuve hace casi un año cuando hice exactamente lo mismo. Dejé todo y me fuí de mi provincia. Costó el desarraigo, pero las experiencias vividas definitivamente no las hubiera tenido quedándome cómodo como estaba.


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