Café
Esto es algo que aparentemente escribí en 2016 y nunca publiqué en ningún lado.
De acuerdo a mi investigación hay sólo tres lugares en el mundo en que no se puede hacer café.
El primero es la cima del monte Everest. Quince años de entrenamiento y trabajo me permitieron amasar un buen estado físico y una fortuna considerable, que utilicé para ser el primer hombre en pagarle a un sherpa para que lleve una olla a presión hasta la cima.
Con esa olla a presión y una estufa de camping logré hacer un decente café a la turca superando los inconvenientes causados por la baja presión atmosférica y el frío. No es mi tipo favorito de café, pero zafa.
El segundo lugar es Corea del Norte. Desde que el Adorado Líder asumió el poder a la edad de 12 años el café está estrictamente prohibido. Algunos dicen que es porque cuando Líder tenía 5 se quemó con un café que tomaba su padre -- Iluminado Guía, gran fan del espresso -- que reaccionó riéndose de su dolor. Desde ese día juró con el empecinamiento que solo puede tener un nene de cinco que cuando llegara al poder eliminaría esa horrenda bebida de la faz de la tierra.
Incluso, fuentes generalmente bien informadas rumoran que mientras alimentaba a sus perros mascota con la carne aún tibia de su recientemente depuesto padre, Adorado decía algo que se podría traducir aproximadamente como "pedite un café ahora, hijo de mil putas".
Casi el veintidós por ciento del producto bruto de Corea del Norte está dedicado a la protección de sus fronteras, donde ingresar café o sus derivados es causa de ejecución sumaria.
Por suerte, la actual crisis económica y subsecuente hambruna me permitieron, camouflado como donación humanitaria de latas de ananá, ingresar 50 gramos de café hasta las cercanías de Pyonyang, donde un grupo de comandos me infiltraron una noche junto con mi confiable cafetera de prensa francesa, y pude, en una fogata alimentada con la bosta de la penúltima vaca de la granja colectiva número 12, preparar un razonable cortado con leche del mismo animal que proveyó el combustible.
El tercer lugar es Ophir, en la falda occidental de las montañas Oquirrh.
Seguramente no estaba en los planes de Aaric Smith y sus esposas Aaronica, Arva y Zoleen, al formar su pequeño y herética escición de la ya extraña facción mormona en la que habían sido criados, que la deficiencia en su escolaridad los llevaría a pronunciar mal determinadas oraciones, y por pura coincidencia invocar al único dios verdadero, Osther.
Por pura coincidencia, durante siglos los mormones de Utah crearon progresivamente el culto de Osther, única entidad sobrenatural del multiverso, que hasta ese momento había transcurrido su existencia ignorando la misma existencia de la materia.
Al comenzar a familiarizarse con los dogmas de su propia religión, Osther tuvo dificultades para distinguir entre lo importante y las prohibiciones idiosincráticas de la secta de Aaric, Aarónica y Arva (Zoleen decidió que si Osther existía, entonces ella prefería ser atea, y se mudó a Provo para conocer la vida de la metrópolis)
Por los problemas de Osther en comprender (ser sobrenatural no quiere decir que uno sea brillante), el peor pecado en el Osther-mormonismo resultó ser el consumo de bebidas estimulantes, castigado con la inmediata disolución del alma del pecador, seguido, para no levantar sospechas, de la traslocación del cuerpo del mismo a Las Vegas, donde la carencia de alma no resulta evidente.
Estoy pensando el plan. Tengo una cierta idea. Peor de los casos, nos vemos en Las Vegas.