Mi café y yo.
Habré tenido 12, y lo había visto quedarse ahí con un cortado mientras mamá y yo comprábamos algo, o yo me iba a alguna de esas cosas de chicos (¿clases de expresión artística? ¿Taller de títeres?) y era un misterio. Eran tres horas de su vida que estaban escondidos, bloqueando el flujo de información tan efectivamente como si estuvieran del otro lado de un horizonte de eventos.
¿Qué hacía? ¿Con quién hablaba? ¿Leía algo? Y siempre ahí, en la mesa cuando volvía, la taza de un cortado, chico, vacía.
Sospecho que ahí me empezó a gustar la idea del café. Yo era, por supuesto, un dedicado tomador de chocolate (marca El Quillá, desconocido fuera de la zona, pero superior en mi memoria), después de un demasiado largo período de tomar leche dulce. Ya había tomado café antes y lo había odiado, pero por supuesto, sentado ahí dije "un cortado por favor". Que cosa mas repugnante. No volví a tomar café por veinte años.
Aprendí a disfrutar del té, o al menos del té con leche, y en la facultad a tomar mate como una esponja uruguaya. Amargo y fuerte como defensor de Colón, lo más parecido a un suero con cafeína, lento, constante flujo por horas. Nunca estuviste despierto hasta que te agarran las 5AM, vas por el tercer termo, y te sentís como si fueran las 2PM. Es como tomar la pastilla equivocada en Matrix.
Y me mudé a Buenos Aires y estaba solo. Y tomar mate solo es como tomar vodka solo, una tarea sucia y deprimente, así que empecé a ir a cafés y tomar lágrimas. Una lágrima es el inverso aditivo del cortado. Con una taza grande, una lágrima y un cortado, tenés un lindo café con leche. La lágrima es una bebida patética, solo apta para el desastre emocional que yo era.
Pero también es una puerta. Y para el 2002 tomaba cortados. Y para el 2006 tenía mi propia máquina de espresso y era una especia de Keith Richards de la cafeína, tomando 10 tazas fuertes al día, comprando mezclas caras... y tuve que parar.
El primero de enero del 2008 me desperté a las 4 de la mañana con un dolor en el pecho. Pensé que me daba un infarto. Caminé al hospital y resultó ser gastritis. Y pasó de nuevo. Y otra vez. No muy seguido, pero una vez al año, después cada seis meses, después todos los meses, después cuatro días seguidos. Y tuve que dejar de tomar café.
Fue horrible. Estaba dormido todo el día y despierto toda la noche, no tenía mi propio control remoto. Estaba cabrón y molesto. Hice trampa. Pero al final paré.
Perdoná, viejo.
Respirar profundo, mirar el sol, yoga, comer frutas que no jodan el estomago,
etc ... hay banda de cosas para agarrar energia :)
igual decirle a los demas que hacer es mucho mas facil que hacerlo uno mismo ... hoy a la matina me clave un yogurt con frutillas y ahora tengo alta acides ;_;
El Quilla es lo mejor.
yo vivía en Balcarce y Las Heras, a la vuelta de la fábrica. El olor a chocolate se sentía a la madrugada...
Cuando llegué a Santa Fe descubrí el verdadero sabor del chocolate instantáneo.
Una aclaración: el bar que estaba en la galería San Martín se llamaba "Doria" el que mencionás, el "Gran Doria" estaba en la esquina de la peatonal San Martín y Mendoza.
Así voy a aprender a no confiar en mi memoria :-)
lo de el quilla te delata como santafesino, me equivoco?
novia santafesina que lleva el quilla hasta alemania :D
Si consiguiera Quillá y jugo Frescor acá en buenos aires, mi calidad de vida mejoraría un 23%. (El Frescor se consigue a veces en Coto)