Los dichos no son tus amigos.
Veamos a Beatriz Sarlo, respetada intelectual argentina. Escribió una columna en La Nación. Termina así:
Total, Boudou, sin bromita alguna, debe adecuarse a lo que le toque, obedeciendo el viejo refrán de que a un caballo regalado no hay que examinarlo para ver si viene completo.
El problema que yo veo (si se me permite la pedantería (por supuesto (¡gracias otro yo! (de nada)))) es que la señora Sarlo no tiene idea de lo que ese dicho significa.
Ponéle que estás comprando un caballo. Le revisarías la boca porque querés ver si es joven o viejo (por ejemplo primer resultado de google). Eso es importante si estás comprando un caballo. No tanto si te lo están regalando:
Tipo macanudo: ¡Tomá un caballo!
No tan macanudo: (revisa la boca) ¡No gracias!
Por eso no le mirás los dientes a los caballos regalados. Y no buscás en amazon cuanto sale el libro que te regalaron.
Por otro lado, si hablaras Tamarian, lo mirás en la boca, tirás un "Temba, descansando", y listo.