Volvimos del paseo en Segway y nos sentíamos culpables de haber dejado a mamá y Tato encerrados con un
día glorioso, así que todos a un subte, tren, subte, taxi, proa a Sacre Coeur!
La vista desde arriba de Montmartre es hermosa, sobre todo en un día como este, glorioso día de sol
de otoño. Probablemente el único que tengamos, según el pronostico.
¡Hey, la cámara tiene una función "panorama"!
La primera impresión, sobre todo si vas acompañado de tu mamá de 78 años es... cuantas escaleras que hay.
La segunda, es una especie de Taj Mahal románico, piedra blanca... me dió una impresión de alegría,
contraste con Notre Dame que es más bien lúgubre. La novela "El jorobado de Sacre Coeur" sería
mucho más alegre, sospecho.
Más mi tipo de iglesia.
En fin, subimos las escaleras, mamá se la bancó como una campeona, llegamos arriba, pero, no se pueden
sacar fotos adentro.
¡Pero, su señoría, todos sacaban fotos!
Otras 2 medallas para Sol, espero que le gusten...
Sí, es un señor haciendo jueguito, colgado de una lámpara, al borde de un precipicio, en la entrada de una iglesia.
Con Rosario habíamos tomado un teleférico en Estambul que nos había encantado. El teleférico de
Montmartre es... más modesto.
Igual, mamá agradecida por ahorrarse bajar 70 metros o algo así por la escalera.
Bajamos, heladito en Haagen Dasz, caminamos algunas cuadritas, vimos un negocio de regalitos
encantador (son sorpresa, por eso no hay fotos), bajamos a Rochechuart, caminamos, nos perdimos
por 15 minutos, compramos garrapiñada de almendras (muy buenas) y llegamos a un negocio que nos
habían dicho que era muy barato (Tati).
Sí, es muy barato. También son como seis tiendas en tres cuadras, cada una de tres pisos,
sin ascensores. También es medio la salada. Igual, algún par de zapatos a siete euros,
cinto para mí a 5 euros, alguna otra cosita, pero nada importante.
Ya agotados y espantando vendedores ambulantes, volvimos a casita.
Dejamos a Tato con mamá, y nos fuimos con Rosario a probar algo nuevo: un tour en Segway.
Para los que nunca los oyeron nombrar, es una especie de monopatín eléctrico sofisticado.
Para los que nunca lo probaron... básicamente nos pasamos tres horas haciendo weeeeeeee!
Es súper fácil de usar, aprendés en un minuto. En serio,mirá:
Eso es todo el entrenamiento, después, ¡a la calle! Bueno, a la vereda y a las bicisendas, principalmente.
Un tour buenísimo, nueve paradas, saqué un montón de fotos, pero lo más importante es que... nos divertimos
como locos. Salimos preguntando si se pueden alquilar (no) y cuanto cuestan (4000 dólares más o menos) y
Rosario diciendo que quiere uno para irse a San Martín (yo le digo que se lo afanan el primer día).
¡Al final ya los teníamos re dominados!
Sí, esa es Ro haciendo slalom por Champ de Mars conmigo persiguiéndola manejando con una mano (se puede manejar alegremente sin manos) mientras filmaba con la otra. ¿Porque amamos el peligro, viste?
En general, bastante poca pelota a la parte de la visita guiada, aunque sí, parábamos y Johnny nos explicaba
cosas de Napoleón (Where is Napoleon in the supermarket? The eggs isle!) y demás, pero la adrenalina y la
diversión estaba claramente en otra cosa :-)
Algunas fotos:
Si señores y señoritos, tengo puesto un casco. El único que me "entraba". Apenas.
A todo lo que da (y yo sacando fotos para atrás)...
Esto pasó anteayer a la maǹana. Sabrán disculpar el atraso.
Desayunamos y salimos con alguna idea de ir a alguna parte (creemos que a la expo de dinosaurios en el
Museo de Historia Natural), pero bueno, salimos del subte, miramos alrededor, y había una tremebunda
catedral ahí a una cuadra así que fuimos ahí.
Yendo para ahí, al lado de la estatua de Charlemagne (según Tato, es igual a un personaje de los
Power Rangers Mystic Force que se llama Phineas) hay unos setos llenos de palomas, gorriones y
gaviotas.
¿Sabés que pasa cuando tenés turistas dándole de comer a los pajarracos durante siglos? Pasa esto:
Nótese el amable señor con los bolsillos llenos de pan.
Después estuve yo ayudándolo, y nos atacó una gaviota (en serio). Los gorriones son como una ramita que te roza,
no pesan nada, las palomas se tratan de llevar el pan. La gaviota es como si te atacara un barrabrava de Banfield.
Capaz que lo que quería era morfarse el gorrión.
Bueno, pasamos por al lado de Charlemagne, cinco minutos de cola, y entramos a la catedral. No puedo describirla
sin que suene condescendiente, porque si te digo que es enorme, capaz que pensás en el estadio de River, que es
enorme, pero no es el mismo tipo de enorme, se entiende? Es lúgubre, oscura, los vitreaux son hermosos, el órgano
es impresionante, te cobran 10 euros la vela, absolutamente todo tiene algún tipo de escultura, talla, o algo.
Compramos una medallita para mi sobrina Sol, mi mamá se emocionó, realmente un tesoro de la humanidad, una de
esas cosas, como la mezquita azul, o las cataratas, o una pizzanesa de La Farola, que sólo se pueden entender
cuando las experimentás en persona.
Es difícil sacar buenas fotos con una camarita común, hay demasiado contraste.
Las esculturas exteriores son alucinantes. Según Tato: "¡Un señor con la cabeza en las manos!"
Salimos, y nos comimos unos sanguchitos de pollo del super sentados en un río en un puente sobre
el Sena. Cabe destacar que salen tipo 1.50 euros los tres sandwiches grandes y son muy ricos.
Más baratos que los sandwiches de miga de los kioscos.
Tomamos un café, volvimos a pasar por la catedral, le explicamos a Tato lo que es un jorobado,
más fotitos.
Ahora resulta que Tato quiere salir "asomando" en las fotos.
Caminata por el Sena, muchos puestitos vendiendo libros, posters, esas cosas, y de golpe,
esta vista: