La Fundación Mítica de Gorilandia
El Mito
Es posible aprender sobre un grupo humano por los mitos que elige creer. Esos mitos elegidos son siempre expresión de un valor compartido entre los miembros, o por lo menos de un valor aspiracional, de lo que quieren ser, o de lo que quieren creer que son.
Si tu mito es que dios salvó a tu tribu, querés creer que tu tribu es la favorita, que todas las cosas que pasaron fueron parte de un plan de tu dios, y eso explica cosas.
Si tu mito es que son descendientes de una ciudad mítica, es porque vos querés que tu ciudad actual sea la heredera de esa ciudad mítica, y eso explica cosas.
Si uno de tus mitos es que una persona intachable, inteligente, sabia, fue perseguida sin motivos por un tirano ... eso explica cosas.
Y el mito fundador de gorilandia es que Perón persiguió a Borges humillándolo, y que eso es expresión del odio por la intelectualidad del peronismo, de que el antiperonismo es el dueño de la inteligencia, y sobre todo, de que el peronismo es una colección de mezquindades que ataca a alguien tan indefenso como un escritor ciego y para humillarlo lo nombra en un cargo ridículo en vez de despedirlo o vaya uno a saber qué.
Veamos algunas de las versiones contemporáneas del mito, obtenidas googleando al azar.
Borges era empleado desde 1937 en la biblioteca municipal Miguel Cané. Según una versión, debido a su público antiperonismo, fue designado "inspector de aves, conejos y huevos"
-- Ruben H Ríos
En 1946 Borges fue removido de su puesto en la Biblioteca Miguel Cané, de Boedo, y nombrado por el burócrata Emilio Siri como Inspector de pollos, gallinas y conejos en las ferias municipales.
-- Alguien en la revista Sudestada
En 1937 Borges se empleó en la biblioteca municipal Miguel Cané. En la década siguiente, su oposición abierta al peronismo lo obligó a dejar el cargo. Según una versión, luego fue nombrado "inspector de aves, conejos y huevos" por el gobierno.
-- Alguien en La Nación
Si se buscaran fuentes menos informadas se encontraría gente que cree que fue en la Biblioteca Nacional (no, fue en la Biblioteca Municipal Miguel Cané) y el nombre del cargo en que se lo nombra varía.
Sin embargo, el núcleo del mito es ese. Perón y sus esbirros, ante el antiperonismo de Borges, ínclito escritor, le quitan su puesto en la biblioteca y lo mandan a hacer algo "indigno" obligándolo así a renunciar como parte de una persecución política.
Empecemos por algunas de las cosas en las que hay acuerdo.
Borges fue nombrado en la Biblioteca Municipal en 1937 (o más probablemente 1938) como "hemerotecario auxiliar" o "asistente" trabajando en catalogar el fondo bibliográfico.
Obtiene el cargo "por recomendación de Adolfo Bioy [padre de Bioy Casares]" o de su amigo Francisco Bernardez
Trabaja ahí hasta 1946
Perón llega al poder en 1946 (o 1945, depende de a qué llames poder)
Ése es el núcleo más o menos indiscutible. Lo demás ... bueno, lo demás veremos.
Borges, El Ñoqui
Partamos de que Borges entró por acomodo. En 1937, con casi cuarenta pirulos, Borges había tenido trabajo ocasional como asesor para Emecé, y escrito una columna semanal para la revista El Hogar, mientras trataba de hacer que su carrera literaria despegara. Nada en su currículum indicaba que estuviera ni remotamente calificado para trabajar de bibliotecario o archivista. Su conocimiento de los detalles técnicos del funcionamiento de una biblioteca o hemeroteca consistían en que le gustaban las bibliotecas.
Según algunas fuentes fue el padre de su amigo Bioy, según otras fue Francisco Bernardez, que dirigía la biblioteca, pero alguien habló con alguien más y le consiguió un puestito en una biblioteca en Boedo.
Una vez acomodado en ese puesto, Borges procedió a no hacer nada durante la siguiente década, por lo menos en cuanto a trabajar. Leamos al mismo Borges contando su experiencia:
Ahora, yo hubiera debido dejar esa biblioteca --era un ambiente asaz mediocre-- pero seguí trabajando. No sé si la palabra "trabajando" es exacta; éramos, creo, unos cincuenta empleados, y nos asignaron un trabajo que tenía que ser lento.
Yo recuerdo que me dieron libros para clasificar el primer día, y el manual de Bruselas, que emplea el sistema decimal el mismo que se usa en la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos. Yo trabajé, y creo que clasifiqué casi ochenta libros había que simular que se trabajaba cada día, yo clasifiqué los libros y eso se supo; y, al día siguiente, uno de los compañeros vino a recriminarme, me dijo que eso era una falta de compañerismo, porque ellos se habían fijado un promedio de cuarenta libros para clasificar por día.
Ahora, para fines de realismo, esos cuarenta no eran siempre cuarenta; podían ser treinta y nueve, treinta y ocho, cuarenta y uno, para que todo resultara más verosímil, ¿no?, según exige la novela naturalista. Entonces, me dijo que yo no podía seguir así, y yo, al día siguiente, clasifiqué treinta y ocho, para no quedar como presuntuoso.
Bueno, y entonces, ¿qué sucedía?: el trabajo que teníamos que hacer se cumplía en, digamos, media hora o en tres cuartos de hora; y luego quedaba el resto de las seis horas, que estaban dedicadas a conversaciones sobre fútbol tema que ignoro profundamente, o si no chismes, o si no, por qué no, cuentos "verdes". Ahora, yo me escondía porque había encontrado una extraña ocupación: la de leer los libros de la biblioteca. Yo le debo a esos nueve años el conocimiento de la obra de León Bloy, de Paul Claudel; volví a releer los seis tomos de la Historia de la decadencia y caída del Imperio Romano, de Gibbon, y conocí libros de los que no tenía noticia. De modo que aproveché el tiempo.
No crean que fue una década improductiva. De hecho, literariamente, fue la década en la que Borges escribe y publica sus mejores obras. El jardín de senderos que se bifurcan, El Aleph, Seis problemas para don Isidro Parodi, Ficciones ... es la década en que Borges comienza a ser reconocido.
Lo de los compañeros diciéndole que no trabaje tanto suena un poco inverosímil, así como la idea de que la biblioteca Cané tuviera 50 personas catalogando el patrimonio bibliográfico, pero bueno, claramente lo que muestra esta anécdota es que Borges un empleado ejemplar no era.
Borges mismo en El Aleph describe así al protagonista Carlos Argentino Daneri:
Carlos Argentino es rosado, considerable, canoso, de rasgos finos. Ejerce no sé qué cargo subalterno en una biblioteca ilegible de los arrabales del Sur
El Aleph fue escrito en esos años por Jorge Borges, subalterno en una de esas bibliotecas ilegibles.
Admito que estoy pecando al aplicar estándares de 2018 a cosas que pasaron hace más de setenta años. En esa época se aceptaba que los empleados públicos eran acomodados, que no trabajaban, que esos puestos de auxiliar en biblioteca eran sinecuras para ovejas negras de familias bien que no podían ganarse la vida de otra forma.
Queda así planteada la situación alrededor de 1945. Jorge Luis Borges, casi cincuentón, escritor que está teniendo sus primeros éxitos en el mundo de las letras y vive de no trabajar en una biblioteca municipal hace una década, descubre el peronismo. ¿O no?
Enter Perón
Borges fue famosamente antiperonista y era bueno para la chicana. Por lo tanto, hay muy buenas chicanas antiperonistas borgeanas:
Los peronistas no son ni buenos, ni malos; son incorregibles.
Mire, yo detesto a los comunistas, pero, por lo menos, tienen una teoría. Los peronistas, en cambio, son snobs.
Perón no me pudo perdonar que cuando estaba en Norteamérica me hayan preguntado por él y yo haya dicho que "no me interesaban los millonarios" ni que, cuando me preguntaron por la mujer, haya dicho que no me interesan las prostitutas.
La peor desdicha es que lo derrote a uno la gente despreciable. Los peronistas a nosotros.
Los peronistas son gente que se hace pasar por peronista para sacar ventaja.
Partamos de lo más básico. Borges, en 1945, era un desconocido. Sí, estaba comenzando a adquirir una módica fama en ambientes literarios, pero no era Jorge Luis Borges todavía, así, con negritas. Era un escritor.
En 1945 y 1946, cuando el presidente era Farrell (no Perón) Borges firma solicitadas. Había un decreto (deleznable) que prohibía que los empleados públicos emitieran declaraciones políticas. Borges es sumariado por ese decreto antes de que Perón asuma el poder.
Pero aún si hubiera sido sumariado luego de que Perón tomara la presidencia ... ¿Es creíble que uno de los primeros actos de su gobierno fuera sumariar a un auxiliar de tercera en una biblioteca de barrio? Más aún cuando había motivos de sobra para simplemente despedirlo por incumplir su trabajo durante años.
Pero ignoremos por el momento lo que pueda haber sucedido... que cuenta Borges que sucedió?
Como a mí me da por firmar todo lo firmable, resulta que firmé cuanto manifiesto me trajeron los amigos [...] Hace pocos días me mandaron llamar para comunicarme que había sido trasladado de mi puesto de bibliotecario al de inspector de aves —léase gallináceas— a un mercado de la calle Córdoba. Aduje yo que sabía mucho menos de gallinas que de libros.
-- Borges, entrevista con diario El Plata, 1946
En algún resquicio de esa tarde única, yo temerariamente firmé alguna declaración democrática [...] me ordenaron que prestara servicios en la policía municipal. Maravillado por este brusco avatar administrativo, fui a la intendencia. Me confiaron, ahí, que esa metamorfosis era un castigo por haber firmado esas declaraciones.
-- Borges, discurso en cena de la SADE, 1946
Y luego, cuando subió el que sabemos al poder, entonces la municipalidad me nombró inspector para la venta de aves de corral y de huevos... yo, desde luego, no sé absolutamente nada sobre ese tema, y mandé mi renuncia, que es lo que se esperaba.
-- Borges, entrevista, 1999
Nótese que en esos cincuenta años lo que se pierde es lo de "firmé cuanto manifiesto me trajeron los amigos"y en 1946 se arrogaba el puesto de "bibliotecario" que estrictamente no tenía y luego desprecia.
¿Que eran esos manifiestos? ¿Eran acaso manifiestos antiperonistas? Bueno, más o menos, ya que el peronismo no existía aún como tal. Si quieren leerlo, acá está el texto
Eran claramente contrarios al gobierno del momento, de Edelmiro Farrell, y de hecho Perón fue elegido en las elecciones que ese manifiesto reclama, en febrero de 1946, porque Borges siempre estuvo a favor de elecciones libres en las que ganara el candidato de su preferencia.
De hecho, la idea de que todo el incidente fue represalia no por antiperonismo sino por antinazismo es sostenida por Victoria Ocampo en 1961, en una entrevista que recuerdo pero no encuentro.
Si se lee la entrevista con el diario El Plata de Montevideo, se puede apreciar que está escrita en chiste y es ahí donde surge la idea del inspector de gallinas. Cuando lo escribe en serio Borges dice algo distinto.
De hecho, si se le pregunta a terceros surge una historia distinta. María Esther Vazquez, biógrafa de Borges cuenta lo siguiente:
Siempre se dijo que Perón lo hizo renunciar a Borges de la Biblioteca Miguel Cané, y eso es mentira. Fue el Director de Cultura de la Municipalidad de Buenos Aires el que lo despidió, cuando era intendente de la ciudad el señor Siri.
Yo entrevisté a quien fuera director de cultura en aquella época, cuando escribí la biografía de Borges, y le pregunté, y este señor me dijo: (3) ¡Qué quería! Si este hombre (por Borges) era un holgazán, no hacía nada, esa gente molesta, son parásitos. Entonces, en ese momento, algunas personas le pidieron que no lo despidiera porque, alegaban, Borges no tenía como ganarse la vida, y este hombre se apiadó y lo derivó al Departamento de Apicultura, de miel y abejas.
Y Borges, cuando salió de la intendencia dijo, y yo creo que a Alicia Jurado: Me pasaron a un departamento que es exactamente igual como si me hubiera designado inspector de Aves, conejos y huevos. Ahí surgió el mito de esa designación, pero en realidad era en el departamento de Apicultura.
De nuevo Vazquez:
Instaladas las autoridades peronistas, desde la intendencia de Emilio Siri le llegó a Salinas una lista de los cesantes; Borges figuraba allí. Francisco Luis Bermúdez, amigo de Borges y adscripto a la secretaría, le pidió al secretario que no lo echara. “Entonces decidí trasladarlo a la Escuela de Apicultura de la Intendencia”, dice Salinas
No sé si este Francisco Bermúdez no sería Francisco Bernardez, el que le había conseguido su primer cargo en la biblioteca, consiguiéndole un segundo conchabo con el resultado de ser despreciado por hacer un favor.
Luego de dejar de trabajar en la biblioteca Borges cuenta:
Y, en realidad, eso finalmente me hizo mucho bien, ya que inmediatamente me llamaron del Colegio Libre de Estudios Superiores, yo empecé a dar conferencias — yo tenía que hacer algo — , bueno, gané bastante dinero
-- Borges, Entrevista, 1999
Olvida mencionar que esas conferencias las pagó Victoria Ocampo. Pero eso es otra historia.
Incluso, la mayoría de los hechos que se citan como fuentes del antiperonismo de Borges son posteriores. ¿El arresto de su hermana y su madre? 1948. ¿Su oposición a Perón desde la SADE? 1947 en adelante. ¿El arresto de Victoria Ocampo? 1953.
No son motivo para que el gobierno de Farrell o Perón estuvieran enemistados con él en 1946. Antes bien pareciera que su antiperonismo es efecto de este episodio, y no causa.
Y Entonces?
Entonces, sospecho que la historia "real" fue mas o menos así:
Borges entra, acomodado, de ñoqui en una biblioteca municipal, donde procede a no trabajar y dedicarse a leer y escribir, dando forma a sus primeros éxitos literarios.
Por motivos políticos es sumariado y cesanteado por algún burócrata municipal, no por Perón. Apiadándose de él un amigo le consigue un traslado a algún otro lado, pero no de inspector de gallinas. Da una entrevista en chiste, y el chiste queda.
Al no querer aceptar el traslado, supongo que porque involucraba trabajar y salir de la tranquilidad de la biblioteca, presenta la renuncia que es aceptada.
Nunca reconoce que una de sus mejores épocas como escritor fue posible gracias a ser un empleado público corrupto y a ser apañado por amigos y favorecedores que le consiguen refugio para su impracticidad en la vida.
Durante los siguientes 50 años ese chiste se convierte en "la verdad" y la raíz de un mito fundacional del antiperonismo. Esa estadía en la biblioteca se convierte, por un lado, en una especia de paraíso perdido, el cielo en forma de biblioteca, pero por otro en un ambiente mediocre donde es hostigado por seres toscos que quieren hablar de San Lorenzo de Almagro y contar chistes verdes.
Borges, como todo elitista, siente orgullo de sus ignorancias, desprecio por actividades que desconoce. Esa amargura en el sentido lunfardo de la palabra envenena todas sus relaciones con aquellos que no le rinden pleitesía, con las contadas excepciones de quienes considera sus pares.
Así, Borges crea su propia mitología interna y encara una longeva vida de inusitada infelicidad.